miércoles, 30 de noviembre de 2011

Al Pueblo Lo Llaman, Pero Nunca Le Toca

El cambio de presidente en Colombia durante el 2010, representa el inicio de una nueva etapa dentro del periodo identificado por una forma de gobernar, benéfica para la clase dirigente, ligada a intereses económicos extranjeros y desfavorable a las condiciones socioeconómicas del sector antihegemónico, clases populares y medias.



En 2002, la burguesía industrial capitalina cede la dirección del bloque hegemónico tras el fracaso de su líder político en las negociaciones de paz con la guerrilla de las FARC. En esta coyuntura, sectores auxiliares -la burguesía agro industrial de las ciudades intermedias y la aristocracia terrateniente de la costa norte- realizan un consenso para obtener su base social y desde el ejecutivo cumplir con algunos de sus intereses: participar de las ganancias por la aplicación de políticas neoliberales; legalizar los ingresos del narcotráfico; legitimar la autodefensa; apropiar jurídicamente los terrenos obtenidos por el genocidio rural(asesinato de lideres sociales campesinos e indígenas y desplazamiento forzado a la ciudad) disfrazado de lucha contrainsurgente. La concentración de tierras permitirá un mejor posicionamiento frente a los nuevos negocios del Imperio Global Privatizado.

Los líderes del proyecto son, por un lado, intelectuales orgánicos creados con dineros ilícitos (del salón de belleza saltaron a la plaza pública obteniendo posteriormente asiento en el congreso); y por otro, políticos tradicionales de la clase terrateniente que adhirieron por coerción física o presión económica. El consenso se concreta en la finca de Ralito dónde elaboran el discurso hegemónico y la integración de las organizaciones paramilitares al Estado. El movimiento lanza como candidato presidencial un intelectual condensado -representante y representado- de ambas clases, y una base social adquirida tras ejercer la alcaldía de Medellín así como la gobernación de Antioquia. Con un discurso autoritario, Álvaro Uribe Vélez retoma las banderas de las clases populares históricamente excluidas, que responsabilizaban de su nueva fase de expoliación al recrudecimiento del conflicto armado interno -y no- a las políticas neoliberales que ingresaron al país bajo el lema de bienvenidos al Futuro, en 1990 cuando Cesar Gaviria las aplicó con urgencia: ¨ No es ayuda económica directa, ni ayuda militar lo que reclamamos de manera primordial. Es un tratamiento justo. Es libre comercio ¨

Al consolidarse el consenso en las urnas, las clases dominantes deben redefinir los modos de legitimar la dominación ejercida en el campo asumiendo la dirección hegemónica del país. La labor es cumplida, principalmente, por el sector derrotado en la lucha intrahegemónica, debido a los instrumentos técnicos necesarios para difundir la ideología que su poder económico ha permitido conseguir: Medios de Comunicación y Aparato Escolar:

La estrategia en los medios de comunicación (especialmente en las campañas publicitarias) es la inclusión de las características físicas, geográficas y biológicas con que cuenta Colombia; a su vez, la exclusión de las condiciones sociales y economías de gran parte de la población (desigualdad, desempleo, educación, salud); y por último, la jerarquización de temas sobre la guerrilla y el vecino Venezuela. Se construye, entonces, un discurso hegemónico donde Colombia es mejor vividero del mundo -por su belleza natural- e intentar solucionar los problemas del país, se convierte en una tarea tediosa que aleja el disfrute de habitar aquel lugar paradisíaco; para eso es la seguridad democrática del presidente. También los medios audiovisuales han servido para legitimar el estilo de vida de los narcotraficantes, contando detalladamente sus historias íntimas.

Por otro lado, la organización escolar (secundaria y terciaria) en su mayoría privada y con fines de lucro, transforma al sistema educativo en un régimen de empresa: privatización, tasas de ganancia, competencia salvaje por presupuesto. Los materiales y contenidos de las políticas educativas hacen más favorable la reproducción de un orden social establecido (estructurado en una matriz de pensamiento liberal económico, presenta las leyes del mercado –y de la mano invisible- como verdades absolutas desarticuladas de la política o la historia. Otras matrices de pensamiento fundamentadas en la organización social y la transformación de la realidad no hacen parte de los contenidos) con unas clases históricamente determinadas para dirigirlo. De esta manera, la organización escolar actual, permite la adaptabilidad de la concepción del mundo de las clases dirigentes en los grupos históricamente expoliados.

Lo anterior permite la ignorancia del papel jugado por Colombia en el escenario internacional: Primero, se desconoce el papel funcional del narcotráfico en la economía mundial, necesario para la especulación o valorización financiera característica del capitalismo senil; Segundo, las repercusiones internas de políticas estratégicas de dominación aplicadas por potencias mundiales en Colombia y conocidas en el mundo con la desclasificación de documentos de la CIA: Santa Fe II, apropiación privada de las industrias forjadoras de conciencias; GBI (Guerra de Baja Intensidad) coerción económica, diplomática, psicológica y guerra propagandística contra movimientos sociales; Plan Colombia, intervención militar en el continente, especialmente en áreas con recursos naturales e hídricos. Esto permite que sectores populares defiendan como propio el patrón oligárquico señorial ligado a los intereses económicos de potencias extranjeras -especialmente de sus multinacionales- en escenarios nacionales e internacionales.

En 2006 varios factores permiten explicar la reelección de Uribe como presidente: Los líderes de los partidos políticos tradicionales se transforman en una clase aparte (conforman un movimiento político de carácter personalista, el Uribismo) que  busca la reproducción del capital acumulado durante los cuatro años de gobierno. Convertidos en empresarios de la política, rompen el lazo ideológico con sus representados perdiendo su vinculación orgánica con los sectores sociales que históricamente expresaban. Además, los asesinatos cometidos por grupos emergentes del paramilitarismo a lideres sociales, permite el disciplinamiento de los sectores populares; aparecen también, variantes de terrorismo Estatal, que estigmatiza pensamientos alternativos en los instrumentos técnicos de difusión. Uribe convertido de esta manera en el único líder capacitado para continuar con este modelo de prosperidad paradisíaco, gana las elecciones después de modificar la constitución. En su discurso de posesión del 7 de Agosto de 2006, renueva la alianza con los sectores populares y subraya el carácter inacabado de su labor, justificando cuatro años más en la presidencia: ¨ Nuestras metas sociales son incluso más exigentes que las del Milenio. Tenemos toda la vocación de cumplir lo pactado con el pueblo… una política social estructural, como conjunto armónico de acciones sociales que deben producir positivos impactos en calidad de vida y distribución de riqueza ¨.

Los escándalos de corrupción, la violación de derechos humanos, el aislamiento comercial con la región, el mal manejo diplomático y dos resultados no esperados en los acuerdos Ralito -extradición de jefes paramilitares y encarcelamiento de representantes políticos de la aristocracia terrateniente- generan un conflicto que da fin al consenso. Para las elecciones de 2010, la burguesía industrial lidera a las clases dirigentes haciendo un llamado a la Unidad Nacional y evitar que la base social del proyecto político se traslade a otros movimientos -Partido Verde y Polo Democrático Alternativo- que prometen devolver a los sectores medios y populares los derechos sociales arrebatados en los últimos 20 años: trabajo, pensión, salud, educación, etc. El candidato escogido es Juan Manuel Santos, un intelectual orgánico de origen mediático sobrino nieto de un ex presidente de la Republica. Su origen ilustrado se hace visible el día de su posesión, cuando cita a su ilustre antepasado ¨ El 7 de agosto de 1938 el presidente Eduardo Santos terminó su discurso de posesión con la siguiente declaración: “Cualquier sacrificio que me espera en la vía que hoy empiezo a recorrer, lo recibiré con alegría, si puedo en cambio llevar a los hogares colombianos un poco más de bienestar, un poco más de justicia y el don divino de la paz”

La campaña de Santos busco la unidad nacional convocando al pueblo, prometiendo el crecimiento económico, la inclusión social y los derechos negados por más de quinientos años de historia; y fue allí, en los sectores populares, donde obtuvo más votos. Sin partidos políticos (crisis de representación producida por la transformación de sus líderes en empresarios políticos) ni movimientos sociales que dialoguen o presionen el orden establecido, el llamado a la unidad fue recibido por una multitud indiferenciada y amorfa. La multitud respalda el proyecto contrario a sus intereses de clase, evidenciando su crisis de representación: Santos y Uribe representan modelos de intervención política antagónicos; el primero, representante de la razón ilustrada y civilizada de la capital; y el segundo, cercano a la barbarie (crea las asociaciones civiles de autodefensa base de los grupo paramilitares) y al historicismo que reivindica el campo. Al final, los logros de la seguridad democrática  -debilitadora del enemigo interno y protectora ante proyectos expansionistas regionales- resuenan en los medios y disciplinan a los votantes ante una segunda vuelta electoral.

Por eso la elección de Santos es un acomodamiento en la superestructura del bloque histórico colombiano. Se entiende como el paso del regionalismo oligárquico al nacionalismo integrista -ambos de orientación autoritaria- con énfasis en la idea de superioridad de las elites para gobernar. El día de su posesión se identifica con los sectores populares por medio de sus aspectos culturales, promete cumplir con sus demandas, consigue la base social del proyecto y deja muy claro a quienes se refiere cuando dice nosotros.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Caribe Atómico

Estudiando con el Enemigo
Errores para Comprender la Cercanía del Conflicto

El país comenzó el año con el asesinato de dos jóvenes estudiantes de la universidad de los Andes en playas del caribe colombiano.

El asesinato (repudiable en todo sentido) tuvo eco en los principales medios de comunicación porque a los estudiantes de la Universidad de los Andes no los acompaña el estigma de: algo habrán hecho, será por algo, estaba en el lugar equivocado o andaba en malos pasos; con el que son silenciados los asesinatos de estudiantiles en las Universidades Públicas, dirigentes sindicales, defensores de derechos humanos o lideres indígenas.

Sin embargo -y a diferencia de los anteriores- el crimen de Mateo Matamala Neme y Margarita Gómez Gómez, encuentra una explicación en una serie de equívocos; dónde el primero es pensar que tras ocho años de seguridad democrática el conflicto estaba casi acabado, cuando en realidad esta muy cerca de todos.  

La ronda de errores comienza cuando la policía, sin realizar muchas investigaciones, encuentra el grupo –señalando con nombre propio- asesino de los estudiantes: Con naturalidad en sus declaraciones, uno de sus miembros, señala al grupo de los urabeños como el responsable material del homicidio y con mayor tranquilidad, encuentra la equivocación como la causa del crimen. Las palabras del policía dejan en claro varios cosas: la institución conoce los grupos al margen de la ley que actúan en la zona; esta informado de las relaciones (alianzas, enfrentamientos, etc.) entre ellos; identifican los enemigos naturales de estos grupos, de los cuales los estudiantes no hacen parte; y por último y más preocupante, la fuerza pública no combate directamente las bandas emergentes, y el nexo histórico entre paramilitares y fuerzas del orden, tiene hoy (después de ocho años de seguridad democrática) más vigencia que nunca.

A esto se suman las equivocaciones que los medios han ayudado a construir y difundir: ellos -desde hace algunos años- dejaron la labor informativa y junto con agencias de publicidad y turismo, construyeron un discurso que señala las bondades geográficas de nuestro país, pero deja de lado las condiciones sociales y políticas en las que vive su población. Dentro del imaginario de las clases populares y medias (especialmente de ciudades capitales) en el mejor vividero del mundo el conflicto armado terminó.

Finalizó cuando el gobierno anterior dispuso un número importante de militares en las principales carreteras, para viajar entre las ciudades capitales o destinos turísticos. El fin de las pescas milagrosas fue el indicador clave para que ciudadano no se sintiera un objetivo más de la guerrilla de las FARC; aunque duela al ego de los viajantes o de los convencidos votantes de Juan Manuel Santos, la verdad desde el 2001 nunca lo fueron: la guerrilla cambio sus mecanismos de financiación, y ahora, se dedica a cuidar los cultivos de droga para venderlos a las diferentes bandas emergentes –entre ellos los urabeños-que lo sacan del país por sus puertos, la mayoría ubicados en la costa caribe colombiana.

Los estudiantes de los Andes olvidaron que dentro del discurso de vive Colombia viaja por ella (vendido especialmente para trabajadores con un sueldo estable y periodo de vacaciones, o extranjeros) está excluida la investigación de los lugares visitados: Si los barcos transportadores de toneladas de Cocaína contaminan el frágil ecosistema de manglar o la población modifico sus practicas con el entorno, son consecuencias marginales del negocio que no requieren mayor explicación. Colombia –entonces- debe contemplarse pero sin analizarse y sin denunciar, por ejemplo, que siguen existiendo carteles de las drogas, con estructuras y nuevos líderes, pese a la desmovilización de las estructuras paramilitares y la ayuda del mejor aliado en la guerra contra el narcotráfico.

Todo esto termina por confundir a la población en el momento de realizar un viaje, porque los territorios escogidos para disfrutar tienen unas realidades diferentes (y muy distantes) a las transmitidas en el discurso mediático o publicitario. En aquellos territorios que antiguamente fueron dominados por los paras y dónde actualmente ejercen control los llamados grupos emergentes, quedó instalada una violencia aun más peligrosa: la violencia simbólica; con ella, estos grupos determinan en los pobladores una manera de pensar, comunicarse, vestirse… simple y sencillamente una manera de ser, diametralmente opuesta a los principios defendidos por la universidad: libertad de pensamiento, respeto por la diferencia, derecho de replica, etc. Las diferencias entre las ciudades y el campo se hacen más profundas, cuándo los medios de comunicación excluyen de su agenda los asesinatos de personas en Córdoba  y Sucre que se resisten a tener que pensar y actuar como una grupo ilegal lo determina; lo oculto para la ciudad, simplemente no sucede y esos departamentos son observados como territorios de paz tras el desmonte (y extradición) de los grupos de autodefensas.

Por último, solo queda analizar el papel que tomara la universidad de los Andes en este asunto. Sin buscar generalizaciones o estigmatizaciones -desde hace unas décadas- esta universidad se convirtió en la institución donde se educan los cuadros (o clases) dirigentes del país; y desde dónde se planea su política económica. Por lo tanto, su relación con el gobierno y las consecuencias de su política, se hacen muy complejas.

Hace poco,  la universidad estuvo envuelta en un escándalo por plagio de uno de los hijos del ex presidente Uribe - investigados por corrupción- que dejó clara la postura institucional con el gobierno anterior. Ahora la encrucijada es mayor, pues dos de sus estudiantes cayeron con las balas de los grupos emergentes cuando se encontraban realizando su investigación de tesis: o lidera el proceso para dar con los responsables materiales e intelectuales de los asesinatos, o simplemente emite un comunicado pidiendo explicaciones por el asesinato accidental de un par jóvenes matriculados en su institución. Ciencia o negocio, Justicia o justificar las consecuencias de las políticas gubernamentales que ahora enlutan sus aulas.

Al igual que con  Nicolás Castro -el estudiante de la universidad Jorge Tadeo Lozano acusado de querer matar a los hijos del presidente- la muerte de Mateo y Margarita, demuestran una vez más la vigencia, actualidad y cercanía del conflicto armado colombiano, por más que la propagando oficial busque finalizarlo, ocultarlo y alejarlo. Lo más preocupante, es saber que los jóvenes intentando poner en practica las herramientas y conocimientos aprendidos en la universidad, están poniendo en riesgo su vida o libertad; historia antigua para la universidad pública, pero nuevo en las instituciones privadas, donde los estudiantes quieren encontrar maneras diferentes de vivir, actuar, investigar o viajar, opuestas a los criterios establecidos por la seguridad democrática.

¿Qué Veinte Años No Es Nada? Y es Febril la Mirada

El 4 de Julio de 2011 se celebran 20 años de la firma de la constitución de 1991. Dos décadas parecen suficientes para analizar, examinar y evaluar, el hito histórico que remplazó al proyecto político regenerador de 1986, hegemónico por más de cien años.

1991 será recordado por todos los colombianos como el año donde el proyecto de nación inviable (de esto dan cuentan los conflictos sucedidos a lo largo del siglo XX: Guerra de los mil días; Periodo de la Violencia o Genocidio al gaitanismo; guerrillas de los sesenta y setenta) de la regeneración, es remplazado por un proyecto acorde, en la mayoría de sus puntos, con la realidad sociocultural y política de nuestro país.

Toda constitución tiene una historia, la del enfrentamiento entre las fuerzas políticas presentes en la realidad; y aunque muchos quieran enlodarla, la de 1991 no es la excepción:

Durante las décadas de los sesenta, setenta y ochenta, jóvenes de diferentes regiones del país crearon o adhirieron a las guerrillas comunistas que luchaban por la reivindicación de grupos históricamente excluidos: Indígenas, afro descendientes, trabajadores, mujeres, campesinos, regiones de frontera, etc. Juzgar su decisión o acción en pleno año 2010 es injusto y un error histórico, aunque muchos analistas mediáticos realizan irresponsablemente ese tipo de ejercicios interpretativos.

Simplemente eran otras épocas; el contexto, como dicen los académicos, era diferente. En plena guerra fría, la Unión Soviética contraponía su modelo de desarrollo económico al capitalismo finalmente triunfante. Latinoamérica, al igual que otras regiones del planeta, era territorio de disputa y escenario de conflicto en el enfrentamiento entre potencias. El triunfo armado de un movimiento guerrillero en Cuba, alimentaba la esperanza de aquellos que buscaban el poder con la lucha armada. Un movimiento cultural y social denunciaba, desde adentro del Imperio, los problemas de la guerra nuclear, el consumo en extremo y las invasiones a pequeños países disfrazadas de guerras por la libertad. Planteaban, por su parte, la necesidad de retornar a un tipo de vida en comunidad más simple y en reencuentro con la naturaleza, ideas que ampliamente se difundieron por el mundo.

La anterior narración no es tan antigua, los vientos de cambio sonaron hace solamente dos décadas. Nuestros padres aun recuerdan los golpes mediáticos de los grupos armados, para rescatar del olvido a los líderes de la historia nacional y popular. Cansados de la lucha, confiados en buscar un camino diferente de transformación política, la mayoría abandona las armas y realiza acuerdos de paz con el gobierno. Años más tarde, los ex comandantes guerrilleros y muchos de sus compañeros (más de 2000) son asesinados cuando competían legalmente por la presidencia de la Republica.



En ese momento, el movimiento estudiantil de la séptima papeleta buscando el cumplimiento de los acuerdos de paz firmados, intenta transformar el sistema político convocando a una asamblea constitucional. Por lo tanto, los jóvenes de las clases populares que murieron en los grupos guerrilleros -y dentro de los cuerpos oficiales, policía y ejército - pusieron su sangre para transformar el país. Ellos, independiente de las opiniones que generen, pusieron en la agenda los problemas de comunidades históricamente silenciadas; y tal vez sin su insurrección, hubiesen permanecido olvidados y acallados por el resto de la sociedad. No es casualidad que entre las fuerzas políticas firmantes de la carta constitucional de 1991 estuviera una tercera, diferente a los partidos tradicionales, Liberales y Conservadores.

Sin embargo, la firma de la constitución de 1991 no detuvo la revancha de las clases dirigentes; declarada descaradamente por los líderes paramilitares en el congreso, meses después de la consolidación de la mafia narcotraficante en los poderes legislativo y ejecutivo. Al mejor estilo de la operación Cóndor, llevada acabo en el cono sur del continente, mataron líderes populares (indígenas y campesinos) sindicalistas, defensores de derechos humanos, académicos, investigadores, periodistas, cualquier persona con pensamiento alternativo, etc. como método preventivo para disipar la amenaza comunista que vivía Colombia.

Para celebrar los veinte años de su firma es pertinente hablar de ella: preguntarse como ciudadano común y corriente, porqué y para qué se hizo la constitución, o más importante aún, porqué no siguió la anterior; las múltiples respuestas dan para seminarios en las           Instituciones de Educación Superior  con carreras de Derecho; o para los típicos concursos del Ministerio de Educación Nacional, gran responsable por la falta de apropiación individual de los derechos y deberes allí consignados.

La constitución de 1991 buscó transformar el proyecto político regenerador de fines de siglo XIX: centralista, con claros rasgos religiosos y coloniales, escrito por una elite mayoritariamente conservadora. Desde su firma, Colombia es un país multiétnico y pluricultural, sectores de la población excluidos de la constitución de 1886 tuvieron visibilidad. Además, se postula como un Estado Social de Derecho (No de derecha, aunque los últimos ocho años digan lo contrario) con las consecuencias que trae: Garantizar los derechos civiles, políticos, sociales, culturales y las libertades personales.

También se firmo para No Olvidar el baño de sangre de las generaciones que permitieron su construcción: movimientos guerrilleros de los setenta, guerrillas liberales, líderes de la independencia, de la resistencia indígena a la colonización, grupos en contra de la esclavitud y demás movimientos sociales que plantearon, en su época, cambiar la hoja de ruta del país. Lamentablemente, se incluyo entre esos nuevos proyectos o recetas para el desarrollo, al libre comercio; del cual, ahora, se observan sus desiguales consecuencias. El acceso al comercio mundial requería  achicar el tamaño de Estado, y por lo tanto, el recorte de los derechos peleados por sectores populares durante décadas: salud, educación (El sector público hubiera ayudado al conocimiento de la nueva carta) pensión y pleno empleo.

Dentro de los temas planteados por los asambleístas de 1991, estuvo la reorganización política administrativa del territorio nacional. Un proyecto para transformar las unidades administrativas intermedias, o departamentos existentes en la actualidad. Construidos sobre ningún criterio socioeconómico o cultural, permiten el aumento del ingreso de las elites regionales, ubicadas en las capitales departamentales, y la imposibilidad de reinversión en los pueblos generadores de riqueza; Además, de ciertos regionalismo nefastos para la construcción de una nación diversa.

La carta firmada hace casi veinte años, busco terminar con la injerencia de la iglesia y del Estado en los asuntos individuales. El individuo es libre para determinar su personalidad, lo que realice en la esfera privada nada debe importar a las instituciones eclesiásticas o civiles. Sin embargo, es muy difícil garantizar una educación laica cuando la iglesia católica remplaza la oferta de educación pública en los niveles básica, medio y superior. Entre otro de los artículos promulgados y olvidados, se encuentra uno donde Colombia se compromete a buscar la integración regional con los países vecinos.

Veinte años después, Colombia enfrenta problemas diferentes, por ejemplo: la guerra contra el narcotráfico impuesta desde el extranjero; una confrontación defendida pero nunca debatida, que simplifica el problema de la drogas al productor y nunca al consumidor. Un negocio descontrolado, donde el flujo de capitales recorre las bancas mundiales y termina por condenar a nuestro país a una guerra fraticida. Dando como resultado, un país con el mayor índice de desigual, pobreza e indigencia de la región, pese al crecimiento sostenido del PIB durante los últimos, casualmente, ocho años.

Por último y más importante, parece que la sociedad civil (UD., yo, todas y todos los colombianos) después de veinte años, olvidó el poder de la protesta, o la manifestación política. Los medios de comunicación y el aparato escolar, la deslegitimaron como herramienta política de las clases populares o la excluyeron de sus contenidos, respectivamente. La historia enseña, que fue precisamente gracias a la protesta, armada o popular, que la sociedad civil conoció los problemas de los otros ciudadanos, sin ella hubiera sido imposible escuchar los problemas de los sectores silenciados. Que la protesta sirve, especialmente, cuando parece que no queda nada por hacer y si mucho por arriesgar.

Esa es, precisamente, una de las lecciones más importantes que deja la constitución de 1991: La protesta social funciona; y ante la deslegitimación actual de la lucha armada, es la única herramienta política que tienen los sectores populares para defenderse y complicar la función de las clases dirigentes. Con ella pueden hacer entender que unos no existen sin los otros; que el hambre de unos por el enriquecimiento de otros, conlleva a un nuevo derramamiento de sangre, como históricamente a sucedido, pues es ella, la sangre, la única arma para usar en el juego político. La protesta sirve para alterar y ayuda a la hora de negociar políticamente.

La constitución del 91 cumple veinte años, y  después de ocho años de reformas personales que intentaron acabar con su espíritu, sigue viva y vigente; lastimosamente en estas dos década, no existió un conocimiento real de sus consignas por parte de los colombianos, y las FARC, al no desmovilizarse, dejaron abierta una puerta, dieron un argumento al genocida para justificar su acción contra la historia social y política que permitió su construcción. Las FARC con sus armas, se trasformaron en el demonio que justifica la creación de un demonio peor por parte del Estado para combatirlo. Queda para cada uno de ellos la culpa de ser, en parte, responsables de la muerte de sus hermanos, de sus compañeros. De su distanciamiento con la sociedad civil, con el pueblo que dicen defender. De su acercamiento con el negocio de las drogas y lo peor, el transformarse en argumento para que el Estado genocida cometa la peor violación de derechos humanos contra las clases populares conocida en la historia de Colombia.

De América Yo Soy

Una vez más, Latinoamérica es pensada como la nueva (¿o la eterna?)  Esperanza mundial. Los jóvenes inconformes de España, desde las tribunas mediáticas, invitan visitar nuestro continente como tarea urgente. Qué tiene, políticamente, este hermoso continente descubierto hace más de 500 años.

Los movimientos sociales que irrumpieron la escena política continental a finales de los noventa, se concretan en realidades políticas (que si bien no son totales) permiten trasformar las arengas en experiencias cotidianas. Cada uno, desde su particular historia política, vive un momento diferente.

La Argentina utilizó herramientas jurídicas para evitar que los flujos financieros, la riqueza producida, abandonaran su tierra. Una demanda interpuesta por un ciudadano, obligó a la corte a declarar la ilegalidad de la deuda externa. Y aunque algunos no compartan el fallo, su argumento es claro: no tenemos que pagar una deuda adquirida por un gobierno ilegitimo (gran parte de la plata fue pedida durante la dictadura militar) que limito las libertades individuales, desapareció a muchos ciudadanos, en síntesis, un gobierno antidemocrático. Los organismos internacionales aceptaron la justificación, pues conocían directamente el carácter, y el proceder de las juntas, con las que suscribían tratados. El dinero que anteriormente viajaba al norte, ahora se invierte en temas sociales, especialmente en educación. Una gran cantidad de jóvenes colombianos se encuentra inscrito en instituciones de educación superior argentinas -tanto públicas (gratuidad absoluta) o privadas (bajo costo)- como respuesta a la privatización que sufrió el sector en los últimos años: Es preferible migrar antes de ingresar a un programa de baja calidad con un costo elevado que les obliga a buscar un crédito educativo; prefieren irse antes que endeudarse.

De la misma manera, se sancionó la ley de telecomunicaciones. Con base en la declaratoria mundial realizada por la UNESCO sobre diversidad cultural (entre muchas otras bases legales internacionales) la ley busca ampliar el número de personas que difunden información y mejorar el acceso a ella; no coartar la libertad de prensa, como dicen muchos. Así mismo, con una acción popular los ciudadanos obligaron a que varios entes gubernamentales se responsabilizaran por el medio ambiente y descontaminaran el Riachuelo, uno de las fuentes de agua más sucias del mundo.

Venezuela se canso de ser el productor más grande petróleo en el mundo y que su gente muriera de hambre. Su presidente es reconocido, y valorado, en diferentes zonas del globo, por ser el primero en denunciar la barbarie tras décadas de haber sufrido la tortura: Aquí estuvo el patas, aquí huele a cianuro, aunque para algunos parezca poco, la palabra tiene un poder importante en escenarios políticos internacionales. Hugo Chávez ya es un personaje político de la historia, pero la mayoría de las reformas no salen de su diabólica cabeza. Hay un grupo de asesores, intelectuales y políticos que diseñan y debaten las reformas; aunque con muchas criticas, ha cambiado las condiciones económicas y sociales del pueblo venezolano, no es casualidad que halla casi 3 millones de refugiados colombianos en el vecino país. La restitución de su gobierno cuando intentaron darle un golpe de Estado es  una muestra verificable de respaldo político al proyecto.

Y aunque me gustaría decir que todos son iguales y que siguen la misma receta, como quiere hacerlo creer Claudia Gurisati y el equipo periodístico de RCN, Ecuador (ese pequeño país en la mitad del mundo) decreto la soberanía de su territorio, cerró la base militar de Manta y nacionalizó el petróleo para asegurar la gratuidad en la educación superior de su población y el refugio de casi 2 millones de colombianos en su territorio. Su presidente, un economista formado en la misma época donde las recetas neoliberales invadían las cátedras universitarias, ha aplicado diversas reformas, pero nunca se ha alejado del dólar como medio de intercambio. Su equipo económico -como buen estudiante aprendió, pero sobre todo aprendió a lo más importante, no tragar entero- sabe que no puede alejarse del patrón dólar mientras se estabiliza su economía.

Bolivia, al igual que estos países, vivió una época difícil de gobernabilidad, para no decir sucesivos y desordenados golpes de Estado a comienzos de siglo; en un momento de la historia levantó su mano y se opuso a seguir impulsando medidas desfavorables a su población. Con una nueva constitución dio un pequeño, pero importante paso (o por lo menos para los colombianos eso significa) y declaro su país una nación multicultural y plurinacional. Aquellos pueblos que por siglos cuidaron la naturaleza, por fin fueron dueños del suelo y sus riquezas; ahora disfrutan de sus beneficios tras la nacionalización del manto que sustenta la madre tierra. Bolivia intenta ser algo más que la burguesía Santacruceña contra los indígenas de la sierra.

Perú tuvo hace unos días, unas elecciones presidenciales complejas: Su población (totalmente obligada a votar, salvo castigo económico) debía escoger, el futuro de su país entre dos proyectos opuestos:

Por un lado, Keiko Fujimori hija Alberto Fujimori, presidente bastante particular en el escenario latinoamericano (o por lo menos para los que crecimos con la televisión peruana en nuestras casas, era difícil entender como un Chino Japonés gobernaba el antiguo imperio Inca). En ese momento, Fujimori era el bueno que acaba con los malos, luego se conocieron los escándalos de corrupción y al apoyo mediático a su gobierno, los carritos sanducheros, los cursos de computación, el enamorado y todo el programa de Laura en América era pagado por Montesinos para desviar la atención de los ciudadanos. Ahora la opinión internacional conoce el informe Peruano nunca olvides, un ejercicio de recuperación de la memoria histórica que da cuenta de la matanza de campesinos, lideres indígenas y violación de derechos humanos llevaba a cabo en las zonas rurales del Perú con la excusa de acabar con el terrorismo. No es ninguna casualidad que en Argentina una de las colonias más numerosas sea la colectividad peruana, la gran mayoría arribo hace 20 años, cuando comenzó a gobernar este particular chino. Por el otro lado, estaba Humala. Por su pasado militar, sus opositores lo señalaban como un posible generador de conflictos en la región, aunque esas teorías predicativas no dinamizan el análisis, estuvo claro que Perú prefirió un proyecto que antes que nada debe intentar unir, una sociedad dividida.

Luego de mostrarle al mundo los niños que habitan en las favelas, y su particular interpretación del ataque soviético, Brasil voto una vez más por el proyecto político económico que lo tiene integrando el nuevo bloque mundial, junto a tres naciones más: India, China y Rusia. Aunque los bloques económicos no son panaceas mundiales, Europa es un ejemplo claro, este nuevo grupo debe estar haciendo algo importante para que el señor Obama -despreciable Nóbel de la paz- y su colega del Reino Unido den unas declaraciones nerviosas: el mundo que tenemos -la verdad no entiendo el orgullo-ha sido gracias a las potencias que ellos representan (de las corporaciones que les pagan, mejor) y no va hacer fácil, para ellos, dejar o  perder ese dominio. Eso sin dejar de mencionar que gracias a ellos (EEUU e Inglaterra) estas nuevas naciones que forman el BRIC pueden existir.

Para dejar claro que las recetas no se copian, en Uruguay gobierna un ex líder guerrillero. El mito de los Tupamaros comienza a caer cuando el ahora jefe de gobierno, reprime una ocupación de tierras Estatales (previstas para repartir entre campesinos que lucharon por la independencia) y declara que él no quiere hacer una revolución, sino una serie de reformas políticas que ayuden a la población. Sin embrago, su partido alza las banderas de Artigas en los discursos públicos y no hace la reforma agraria diseñada e impulsada por el prócer Oriental. La Suiza Latinoamérica todavía se debate, en las urnas, si debe llevar a juicio a sus represores.

Centroamérica, exceptuando a México, fue la región más golpeada en décadas anteriores. La bota militar ingresaba a placer en forma directa como en Panamá o indirecta con los Contras en Nicaragua. Actualmente varios y diferentes procesos se llevan a cabo en sus países:

Honduras es la muestra más reciente del pasado, los de siempre impidieron al pueblo votar un referendo que buscaba ampliar las reformas. No permitieron que la vía democrática, tantas veces defendida por ellos mismos, fuera una opción. Hicieron un golpe de Estado que acallo, por un momento, la voz mayoritaria. El Salvador es gobernado por el líder del Frente Farabundo Marti para la Liberación Nacional, partido político de izquierda creado tras los acuerdos de paz que dieron fin a años de guerra civil. Así mismo, Nicaragua tiene como presidente a un ex líder guerrillero perteneciente al Frente Sandinista de Liberación Nacional. De sus procesos políticos se conoce poco, salvo que están influenciados por el peligroso Chavismo que impera en Región, razón de más para justificar el golpe contra Zelaya. México, importante gestor de la unidad latinoamericana en el siglo pasado, vive la desgracia de una guerra ajena, la lucha contra el narcotráfico.

Gracias a varios artistas, ahora se conoce a nivel continental, que hay descontento en Puerto Rico. Durante años la dominación política también fue cultural y las expresiones de libertad morían antes de abandonar la isla. Actualmente los músicos se han encargado de trasmitir su descontento por el mundo y poner en la agenda internacional la consigna: Puerto Rico Libre.

En Colombia la integración regional esta mal vendida: los líderes de opinión piensan que una integración con los vecinos nos quita autonomía, cómo si la tuviéramos o como si los anteriores ejemplos no dieran cuenta de lo contrario. En muchas cátedras se habla de la integración europea, aquella unión entre naciones enemigas (Francia y Alemania) como si fuera una posibilidad solo para naciones racionales. Además, se ignoran las cifras de compatriotas residentes en países latinoamericanos donde han podido realizar sus derechos más básicos. Ciudadanos que durante años vieron como la única manera de festejar los días nacionales, era un desfile militar, eso dice mucho de nuestro país, ¿no? Jóvenes profesionales que encuentran trabajo en los lugares más distantes del mundo; un país sin jóvenes, no tiene futuro, es una sociedad condenada al fracaso.

Cuando varios países terminan sus años bicentenarios, es importante hacer un análisis de la vida independiente, sin dejar de lado la historia compartida, esa narración que describe la más gloriosa mezcla de razas, esa será siempre nuestra especificidad, esa siempre será nuestra particularidad. La diversidad es la identidad Latinoamericana, aquí llegaron todos en diferentes épocas, -especialmente en el cono sur-  pudieron comer, trabajar, vivir, hacer una familia, pero sobre todo, soñar y tener esperanza. En estos doscientos años cada uno construyó su destino, o por lo menos lucho por hacerlo. Ahora el objetivo es buscar una cierta afinidad con personas del mismo continente.  Para las generaciones futuras será más fácil, la poca afiliación que generan nuestros Estados Nacionales, construidos sobre fronteras artificiales que nada tienen que ver con la realidad socio cultural de nuestros países, permite una mejor integración.

Estamos en un momento histórico (y si que hemos tenido muchos) donde una vez más,  aquella característica compartida e innata, la esperanza de nuestros pueblos, nos identifica y señala como el continente de destino en el camino de la humanidad. Lo importante, ahora, es fortalecer la integración cotidiana, el encuentro entre ciudadanos –no tanto entre gobernantes- hablando, viviendo, viajando, conociendo, escribiendo, criticando; entre los pueblos se construye la verdadera patria grande, lo que muchos algunos han llamado el insomnio de Bolívar. Una reunión y dialogo entre latinoamericanos que no permita nunca el olvido, por parte de nuestros gobernantes de la historia compartida: Descubrimiento, Colonia, Independencia, Operación Cóndor, reformas neolibelares, etc. esa historia elemental para construir identidad continental.

Es imposible devolver el tiempo para corregir los errores del pasado; pero si es posible aprender de la experiencia para mirar lo que se hizo mal e intentar no hacer lo mismo. Por eso, los movimientos sociales (Caracaso, Que se vallan todos, Cacerolazo, Sin Tierra, Cocaleros, etc.) que permitieron la llegada de gobiernos diferentes, o que la clase política dejara de aplicar las mismas recetas, deben ser ahora los observadores del proceso.

Y si bien, como se describió anteriormente, no hay un rasgo único en todos estos gobiernos, existen marcas comunes. Primero, el vecino del norte es un mercado económico, ya no, un aliado político. Segundo, es través de las mismas instituciones que permitieron a su particular forma de gobernar llegar al poder, que se hacen las reformas, como vimos en muchos casos. Tercero, esas instituciones democráticas deben se respetadas al máximos, a riesgo de ser tratados como sus enemigos, de totalitarios; para ello, muchos países deben abandonar el personalismo político y permitir la llegada de nuevos nombres que continúen el proyecto. Sin embargo, uno de los logros más importantes es haber realizado transformaciones en medio de un marco institucional mundial contrario y reacio hacerlo. Haber recuperado al Estado como garante para la consecución de derechos, así como el más importante empleador.

Los más optimistas señalan que el dominio americano esta en retroceso. Yo por mi parte, he visto como los obreros norteamericanos han perdido muchos de sus derechos en las últimas décadas. Lo que queda claro es que la pelea por Medio Oriente ha permitido a estos pueblos (considerados el patio trasero) encontrarse, recordar y dialogar; la palabra está libre y transita el continente,  Atrás quedaron los años de imposición planificada conocida, en gran parte, gracias a personas que trabajan por defender los derechos de los habitantes del imperio. 

Libertad, Libertad. Libertad, Libertad. Grita Libertad

El pasado viernes 3 de junio, el profesor Miguel Ángel Beltrán sonrió y levantó los brazos en señal de triunfo; luego de dos años de injusto encarcelamiento, sindicado de ser un reclutador de las FARC en las universidades y su diplomático en el extranjero.

Durante ese periodo de tiempo en la cárcel, el profesor Miguel Ángel se defendió con los argumentos propios de un docente: herramientas y conceptos adquiridos durante la formación académica. Para familiares y estudiantes -me incluyo-, la libertad del profe es una alegría inmensa; restituye lo que todos conocíamos desde un comienzo, su inocencia. Para sus colegas- los que venimos de esa hermosa disciplina- este fallo devuelve (un poco) la fe en la justicia; quién esta vez, no tuvo más remedio que hacer caso a la pruebas, o la falta de ellas, y no a las presiones políticas. Su caso es, un indicador más, de los resultados en la seguridad democrática. Así mismo, el profesor Beltrán, al igual que otros pensadores, es un referente de los peligros contraídos por el ejercicio libre de la profesión sociológica. Y su figura, ahora, un hito en la defensa del pensamiento crítico y de su clara persecución en Colombia.

Pienso, que al igual que el profesor Miguel Ángel, la necesidad de comprender el largo conflicto colombiano -para idear soluciones posibles no violentas- me llevo a la Universidad Nacional de Colombia, y allí, escoger a la sociología entre las diversas opciones de conocimiento, y de vida, ofrecidas. Por eso, celebro su libertad como una reivindicación del que hacer sociológico: aplicar conceptos y herramientas científicas para comprender, analizar, explicar, criticar o dar cuenta de los diferentes aspectos que constituyen la realidad colombiana. Como en toda disciplina científica la verdad esta en juego. La validez de las conclusiones depende, y mucho, de los conceptos utilizados y de las herramientas diseñadas para hacer que el fenómeno pueda ser estudiado,  en esa división moderna entre cosa a conocer u objeto y persona o sujeto que lo quiere entender. Por eso, en sociología, la teoría es al mismo tiempo metodología, por que los conceptos determinan, en gran medida, la elección de las formas para acercarse al espacio de realidad que se desea estudiar.

Sin embargo, este debate académico lo realiza el sociólogo en su formación y muy poco conocen de ellos los periodistas, público en general, jueces o policías. Si es difícil intentar contarlo en unas pocas líneas, es mucho más complejo explicarlo a un par de periodistas parcializados por teléfono durante una entrevista radial; en una emisora que reproduce la dramatización mediática de la política, esto es, el establecimiento continuo de ganadores y perdedores.

Muchas veces en el ejercicio cotidiano de nuestra labor (poner en práctica el conocimiento para analizar la sociedad, sus relaciones sociales, las formas de hacer política, entre muchas otras cosas) o como producto de investigaciones, llegamos a conclusiones que para algunos no son buenas o incomodas. Por ejemplo, si estadísticamente observamos que en Colombia hubo una disminución, cuantitativa y cualitativa, en la provisión de derechos básicos como salud, educación, empleo, jubilación, etc. y durante el mismo periodo de tiempo se pusieron en funcionamiento varias políticas de reducción del gasto público y privatización de empresas estatales, sabemos, por lo menos, que estos dos fenómenos se relacionan en algo. Y lo más importante, será nuestro deber decirlo, por eso realizamos un juramento el día que nos graduamos.  Si bien para muchos, un concepto tan abstracto como el Neoliberalismo no llegue a explicarlo todo, si es claro que ese paquete de medidas económicas y políticas nacidas en el Consenso de Washintong, no ayudaron a mejorar las condiciones de la población colombiana, ni mucho menos hicieron algo por terminar con el conflicto armado.

Pocos años después de su nacimiento, el departamento de sociología de la Universidad Nacional de Colombia fue encargado de realizar un estudio que permitiera dar con las causas de la violencia bipartidista que azotó nuestro país, por allá en los lejanos años cincuenta. Orlando Fals Borda, Monseñor Guzmán y Eduardo Umaña Luna, realizan uno de los primeros ejercicios de reconstrucción de la memoria en el mundo. Encontraron que campesinos y habitantes de áreas rurales llevaron a un grado de confrontación violenta la disputa política, y de valores, que tenia lugar en el congreso entre los jefes de los partidos políticos tradicionales. Es decir, mientras en el congreso el debate de los valores partidarios se hacia con intervenciones vehementes y argumentos hostiles que finalizaban con un café a la salida o un cada uno a su casa; en el campo, los seguidores de los partidos traducían en horrorosas  practicas violentas el llamado hecho a defender sus banderas. Si bien es cierto que ningún líder obligó personalmente a un campesino a matar a otro, si desde el pulpito o dirección partidista llamaron a defender los buenos valores por sobre todas las personas o cosas y de todas las maneras posibles. Cuando existe un enfrentamiento político, los líderes de los partidos en disputa son responsables (ellos lo saben, es parte de su Rol) de los actos cometidos en nombre de su partido, al igual que por la omisión, intervención o polarización de las instituciones garantes del orden que estén a su cargo. Estas conclusiones, producto de la labor encomendada, fueran escritas en el libro La Violencia en Colombia. El resultado: censura y el olvido para el libro; señalamiento y estigmatización de los académicos;  y el doble castigo que recibió Monseñor Guzmán, excomunión por parte de la iglesia católica y exilo en México.

El paso del tiempo absolvió, al igual que ahora, a los investigadores y la academia reconoció su labor. Por eso, su libertad profesor Miguel Ángel es un alivio para quienes han desarrollado –vuelvo a incluirme- esta profesión, y muchas otras disciplinas humanas y sociales. Tranquiliza saber que estamos haciendo las cosas bien, que la elección profesional no fue equivocada, que no es malo investigar y muchos publicar nuestros resultados; pero sobre todo, que podemos (y debemos) opinar sobre nuestro país cuando lo hemos estudiado.

Las pruebas de la Fiscalia eran el borrador de una ponencia, correos de computadores antimisiles y una consignación por 50 dólares, que hasta donde conozco no sirven para mucho en México. Por su parte, el profesor Miguel Ángel tenia en su defensa todos los estudiantes (incluido yo) a quienes enseño  nuevas formas de acción política, incluyendo el ejercicio comprometido y veraz de realizar una disciplina histórica y académicamente constituida. Estudiantes que nunca citó la fiscalia o averiguo su paradero, pues si el profesor era sindicato de reclutador, ellos deberían ser, la principal evidencia del delito.

Ahora solo queda esperar que en el ejercicio propio de sus derechos el profesor -y la universidad- demanden al Estado –y por calumnia e injuria a los medios de comunicación que no usaron los verbos en forma potencial, o la palabra presunto, cuando se refirieron al profesor Miguel Ángel-  por los daños y perjuicios causados. Lastimosamente, el profe se ira del país para proteger su vida y la de su familia. Una mente más en la larga cuenta de cerebros formados por la universidad pública y fugados al exterior. Otro investigador que con la ilusión de retornar algo de los conocimientos que esa Nación le permitió adquirir, innegable responsabilidad que tenemos quienes pasamos por allí,  debe callarse por que las conclusiones de su labor cotidiana no dejan bien parado a muchos. Y eso en Colombia no es libertad de expresión (o del libre ejercicio de la profesión) sino terrorismo. 

Esta experiencia debe servir para muchas cosas. Entre las más importantes, para mí, la Universidad Nacional (especialmente la facultad de Ciencias Humanas, a la cual pertenece sociología) comience un debate que permita la creación del Departamento de Comunicación y Periodismo. No puede ser posible que los resultados de los investigaciones y el conocimiento que en las  aulas se construye, sea constantemente deslegitimado o definido como terrorista por los medios de comunicación, por el simple hecho de desconocer las formas en que se hace o se muestra dicho pensamiento.  

Recuerdo las primeras noticias en los principales medios del país, basadas únicamente en la información de la policía. Recuerdo también, que mencionaban a su padre como un líder revolucionario de los setenta, intentando establecer una conexión genética, que transmite el terrorismo por herencia, y que más bien se instala dentro del discurso de algo habrá hecho o por algo será, institucionalizado en nuestro país por los grandes medios.  Para una crónica nunca entrevistaron un testigo directo de su supuesta labor como reclutador de las FARC, sus estudiantes. Esto le hubiera permitido a lo comunicadores informar sobre las discusiones en torno a la teoría de la Estructuración de Giddens (sociólogo ingles asesor económico de Tony Blair) muy bien explicada por el profesor Beltrán o los talleres prácticos dónde se comparaban conceptos como Incertidumbre, Riesgo, Complejidad, Racionalidad Electiva, etc. de corrientes sociológicas encabezadas por señores de apellido Beck, Elster, entre otros.

Los periodista que lo entrevistaron (o atacaron para llamar las cosas por su verdadero nombre) a los pocos días de su secuestro en México y aquellos que el viernes estaban rojos de la ira por su libertad, demostraron una vez más la polarización de gran cantidad de la prensa y la necesidad de crear canales alternativos y plurales de información para el público general. Estas labores deben ser asumidas por las Universidades Públicas, pues desde la misma academia, es necesario generar comunicadores y medios críticos, o por lo menos, profesionales responsables que revisen pruebas, contrasten fuentes antes de emitir una opinión en nombre de todos los colombianos. La Universidad Nacional  debe esa labor a todos aquellos pensadores que durante los años de existencia de sus Facultades de Ciencias Humanas y Sociales han sido estigmatizados por los estandartes modernos de la democracia, por el cuarto poder, por los medios de comunicación. 

El profe Miguel Ángel Beltrán es un ejemplo de vida dedicado a la academia.  Su formación continua, le permitió llegar al departamento de sociología en una época de recambio docente y generacional; fortaleció la formación de profesionales con su experiencia y dialogo práctico, en momentos donde la reforma multiplico el número de egresados. El paso por su materia significo un importante análisis de teoría contemporánea: complementario a la lectura en profundidad de un autor, la comparación y lectura de otros,  amplio el horizonte de autores y corrientes sociológicas contemporáneos.  También fue un ejemplo para muchos amigos, me incluyo, que decidieron seguir con la vida academia como opción de vida; es un ejemplo en todo sentido. Desde este pequeño espacio de opinión celebro más que nunca su libertad, por sobre todo la de su palabra.

jueves, 3 de noviembre de 2011

No Queremos Más Limosna, Educación Gratuita… Vamos compañeros hay que poner un poco más de empeño, la educación del pueblo no se vende, Se defiende.

A la comunidad internacional; A la sociedad civil latinoamericana, Al pueblo colombiano y sus representantes políticos, A todxs aquellos interesados en Colombia, su educación y futuro.

Nosotros, hijo de la tierra de Santander, Policarpa, Camilo Torres y Gaitán, y actualmente residentes en el territorio argentino, no comprendemos porque el gobierno colombiano, en cabeza de su presidente Juan Manuel Santos, insiste en transformar los derechos en mercancías; en cargar económicamente a los ciudadanos con las obligaciones propias del Estado; en deslegitimar la protesta social -forma democrática de participación ciudadana- y llevar el debate a los escenarios favorables para el gobierno, el congreso, donde posee amplias mayorías. Por lo tanto, rechazamos enfáticamente el proyecto de reforma a la ley 30 presentado ante el congreso de la republica por parte del Ministerio de Educación Nacional.

Rechazamos este proyecto porque no resuelve el problema de financiación estructural, palabras de la propia ministra, que padece el sistema de educación superior en Colombia.
Rechazamos que el gobierno siga probando recetas ya fracasadas en otros países (subsidio a la demanda) bajo la excusa de no tener recursos estatales suficientes.
Rechazamos todo tipo de iniciativa gubernamental basada en el crédito educativo como única forma de financiación de la educación superior. Rechazamos que el proyecto presentado no halla sido construido con la comunidad académica, antes de ser llevado al congreso para su aprobación.
Rechazamos que el mismo proyecto omita los datos, las reflexiones y las investigaciones realizadas por expertos en el tema de financiación de la educación.
Rechazamos esta propuesta, pues no busca solucionar los problemas del sistema educativo colombiano; un sistema excluyente, que reproduce la desigualdad y que exilia, en países extranjeros, parte de su población
Rechazamos que el Icetex oferte como propios, los cupos de universidades extranjeras abiertas, con acceso universal; determine su adjudicación, e influya en la elección de candidatos y selección de programas.
Rechazamos que el Estado colombiano siga considerando al sistema educativo como un sector productivo, las cifras vacías como principios de gestión y los exámenes repetitivos aplicados al conjunto de la población, como únicos indicadores validos para distribuir el presupuesto.
Rechazamos la división y segregación que estas pruebas estandarizadas y memorísticas generan en la población estudiantil desde las primeras edades. Rechazamos también, los contenidos educativos sobre los que se basan estas pruebas, que excluyen el contexto particular de aprendizaje y la diversidad de origen de nuestros estudiantes.
Rechazamos el proyecto de ley porque legaliza y acredita un número alto de Instituciones de baja calidad, junto a sus programas. Centros de formación que han crecido por la inoperancia del MEN, su falta de control o relación de sus dueños con altas esferas de poder.
Rechazamos que la reforma transforme centros de capacitación privados en universidades y les permita competir por recursos públicos y presupuesto.
Rechazamos la prioridad del gasto publico realizada por el Ministerio de Educación Nacional.
Rechazamos, y nos parece una afrenta, que la ministra diga que no hay recursos para la educación pública, cuando finalizan las reformas a la planta física, realizadas al edificio ubicado en el CAN.
Rechazamos que se realicen reingenierías anuales al MEN para su certificación, cuando las IES y los colegios públicos esperan y compiten por recursos.
Rechazamos que las últimas ministras no hayan sido docentes un solo día de su vida y desconozcan totalmente el sistema.
Rechazamos que el proyecto de ley presentado,  porque obliga a la universidades públicas ampliar sus los cupos cuando el Estado en años no ha invertido recursos para ampliar, mejorar o refaccionar su planta física; y las modificaciones realizadas, han sido hechas con recursos propios, viéndose obligadas a subir sus matriculas.
Rechazamos la reforma a la ley 30, porque dentro de sus artículos ninguno construye un futuro nacional incluyente para la población en general. Pues simplemente no contempla recursos e inversión para la construcción de infraestructura física que pueda llegar hacer utilizada por nuevas generaciones de colombianos. Si se desarrollan serán emprendimientos privados que carguen con los costos a los estudiantes que las usen.
Rechazamos un proyecto de ley que aumenta la fuga de cerebros y capital humano en distintas edades y hacia diversos países.
Rechazamos que el acceso a la historia, la cultura propia y el conocimiento científico sea determinado por el número de bienes materiales que este dispuesta ha arriesgar cada familia.
Rechazamos que las familias tengan que escoger entre sus hijos cual debe estudiar y cual no. Que los padres y madres, vean partir a sus hijos recién egresados del colegio a países lejanos para acceder a esos conocimientos e informaciones.
Rechazamos que el Estado colombiano invierta menos en los ciudadanos nacidos en su territorio, que países extranjeros, en brindar herramientas útiles para el desenvolvimiento en la sociedad del conocimiento.
Rechazamos una reforma que reproduce la desigual social y privatiza, aún más, el motor de movilidad y ascenso social legal de los ciudadanos. La entendemos como una agresión a las clases medias y populares. Nos preocupan sus consecuencias, si se llega aprobar, en un país donde los medios ilegales de subsistencia cada día son mayores.
Rechazamos la reforma a la ley 30 pues se basa en la lógica de: prestamos al estudiante, cobramos al profesional. Una lógica que no toma en cuenta las tasas de desempleo profesional actual y las limitaciones que implica en el desarrollo de una persona, el tener un crédito, una deuda, tan elevada a tan temprana edad.
Rechazamos que el gobierno firme y aplique nuevas etapas o fases del programa ACCES cuando todavía no existe un estudio serio sobre los resultados de su primera fase (tasa de retorno de los créditos, morosidad, empleabilidad de los beneficiarios, entre otros etc)  aparte del número de cupos creados. Especialmente cuando el nivel de deserción sigue siendo alto, con este tipo créditos.
Rechazamos el doble discurso del gobierno sobre la escasez de recursos públicos. Nos preocupa el gasto desmedido en salarios a los militares profesionales y la inversión que recibe un estudiante o ciudadano en deporte y cultura.
Rechazamos la reforma a la ley 30 porque amplía las ganancias y el papel de lo bancos, y entidades financieras, que se lucran con los estudiantes que no alcanzan a pagar la totalidad del arancel y deben recurrir a ellos para obtener el dinero que les permite estudiar y acceder a los cupos en IES privadas.
Rechazamos las declaraciones de servidores estatales que piden públicamente aumentar sus gastos suntuarios, cuando los estudiantes exigen aumento para las universidades.
Rechazamos que se nos trate como ignorantes, afirmando que Colombia no es una potencia, y la imposibilidad de distribuir los recursos públicos en educación, cuando conocemos los ingresos percibidos por empresas que extraen nuestros recursos naturales

Proponemos
Que la voz del movimiento estudiantil sea escuchada y se retire inmediatamente la reforma que actualmente transita el congreso.
En caso que no suceda, invitamos a los congresistas hacer caso omiso de las prebendas ofrecidas por los lobistas de empresas privadas, instalados en sus oficinas, quienes buscan maximizar sus beneficios con la aprobación de la reforma. Así mismo, hacemos responsables a los congresistas que voten a favor de la aprobación de la reforma, de las consecuencias sociales futuras que traiga la aprobación de la reforma para el pueblo colombiano; específicamente al gobierno encabezado por Juan Manuel Santos y su Ministra de educación. Esperamos que piensen más en el futuro de sus bases o electores y no en sus bolsillos e intereses. Entendemos que  en el ejercicio del poder, se asumen responsabilidades por las acciones, planes y estrategias ejecutadas.
Que el ministerio, junto a los estudiantes y la sociedad civil en su conjunto, revisen formas diferentes de financiar el sistema de educación superior y otros  problemas del sistema educativo: Pruebas estandarizadas y clasificatorias que determinan presupuesto.
Invitamos a todos los estudiantes de otras universidades, deudores actuales de Credito Acces y otras formas de financiación a sumarse a las movilizaciones pacificas que esta llevando el movimiento estudiantil colombiano.
Entendemos que las movilizaciones llevadas a cabo en Chile son una advertencia para no cometer los mismos errores. Estamos en el momento de prevenir desde la política pública.
Invitamos a toda la comunidad internacional observar detenidamente estos dos procesos de movilización llevados a cabo por el estudiantado; e intervenir, cuando el derecho a la protesta sea violentado o cuando el acompañamiento de la fuerza pública se convierta en represión violenta excesiva. Estos dos Estados tienen una historia de excesos por parte de su fuerza pública hacia la población civil.
Invitamos a toda la comunidad nacional colombiana, y chilena, residente en el extranjero a sumarse a las diferentes actividades planteadas, apoyando solidariamente, el movimiento juvenil.
Por último, agradecemos a la nación Argentina, al pueblo en su conjunto, por invertir más en nuestra formación, que los recursos dados por nuestros propios estados. Esperamos no alterar su cotidianidad con el apoyo dado desde este territorio a las movilizaciones realizadas en nuestro país.

Cordialmente,
Estudiantes Colombianos radicados en Buenos Aires

martes, 4 de octubre de 2011

4, 3, 2 1 Dónde Esta El Futuro, Que Yo No Lo Veo

En realidad, por ver cotidianamente el futuro del país, las nuevas generaciones, en tierras extranjeras bajo el lema educación o muerte, es que hago esta pregunta. Y con el mayor respeto dirijo una carta a la Ministra de Educación Nacional. La cual se que nunca llegara sus manos.


Sra. Ministra, por favor, dejemos las mentiras. Disculpe si soy agresivo desde el comienzo, pero la falta de sinceridad, lo que en el lenguaje popular llaman ser tapado, genera un sentimiento de insatisfacción parecido, o muy similar, a la rabia. Y es que hoy, cuando justifique ante el congreso la reforma a la ley 30, cuando deje entrar, aún más, el lucro a la universidad pública; por favor, absténgase de decir que piensa en el futuro de las niñas, niños y adolescentes del país. No lo haga, porque simplemente, es una mentira.

No mienta al decir que el Estado no tiene dinero para cubrir la oferta de educación superior, cuando el mismo Estado gasta millones en el carro de un congresista. UD. que estudio, conoce muy bien los sitios donde encontrar otras fuentes de financiación para no cargar los costos al demandante de educación superior o su familia. También sabe que ahora en muchos países, incluso latinoamericanos, se cambian las recetas por ideas que realmente beneficien al conjunto de la población (los que paga nuestro sueldo, acuérdese señora Ministra que en la inducción del MEN explican muy bien el concepto de servidor público) la cual, claramente, no sale beneficiada con esta reforma.

Señora Ministra, me forme en el arte de la observación sociológica, de por si estigmatizada en el país, con la idea (algo tonta, algo romántica, yo se) de ayudar y solucionar -desde la academia- algunos problemas estructurales que aquejan al país. Por lo tanto, tengo un entrenamiento técnico para identificar, entre las muchas situaciones que componen la cotidianidad, un fenómeno compartido por varias personas. Además, estudie para comprender y relacionar causas o motivaciones individuales que tuvieron las personas al realizar una acción. Y por último, dar una posible explicación cuando esos sentidos están presentes en varios individuos. En resumen, puedo ver –supuestamente- cuando un grupo humano realiza una acción planificada o pensada para la obtención de ciertas cosas deseadas.

En ese marco, y con el juramento profesional realizado, debo decir, que la reforma no ayuda a solucionar los problemas estructurales colombianos; es más, los agudiza. Y es que señora Ministra, encontrar el sentido detrás de la acción de nuestros jóvenes, es muy fácil. Muy a pesar de la calidad educativa en los niveles básicos, secundarios y medios, nuestros jóvenes son muy racionales: Ellos prefieren salir del país en busca de la educación negada, que quedarse a pedir un crédito que los condena casi de por vida.

Ellos y ellas le dicen a su mama o a su papa: Tranquila mama eso no se ponga en endeudarse, no arriesgue la casa -si es que la tiene- por un crédito que permita pagar solo un semestre en una universidad privada. Más bien déme esa plata, yo compro un pasaje para Buenos Aires, allá la educación es gratis, me consigo un empleo y UD. no se preocupa por eso. O mejor aún: Realizan la comparación entre el costo de una universidad privada en Argentina y el costo de una Institución del mismo tipo en Colombia, decidiendo rápidamente, con la diferencia abismal de costos, por la educación en el Extranjero; lo comido sale por lo servido, dicen muchos de ellos.

Señora Ministra, ese día ante el congreso, tampoco diga que la reforma sirve para construir la sociedad del conocimiento, cuando precisamente eso se privatiza. O que Colombia avanza hacia un país de libre información y formación, cuando el acceso a ella queda determinada por la cantidad de dinero (en muchos casos bienes) que están dispuestas a pagar (eufemísticamente se dice invertir) las familias por ingresar a los claustros donde se negocia con ese patrimonio público.

Señora Ministra, si quiere diga que ama el neoliberalismo. Que esa es la forma política que tiene el actual gobierno para planificar y gestionar los recursos públicos. Diga que la plata sirve para otras cosas y no para pagar, ni proveer de los derechos fundamentales básicos a los ciudadanos. Si quiere diga que el sistema educativo se entrego como parte de pago del Plan Colombia. Pero no se diga mentiras -es malo hacerlo, termina por creerlas- y termine con el discurso típico que la reforma es por el bien de los niños, niñas y adolescentes del país, porque la verdad, eso no es así.

Señora Ministra, no condenemos a una generación a descubrir y entender los líderes políticos de otros pueblos, cuando nuestro país los tiene, y de diversas y múltiples veredas: Desde un Gaitan, hasta un Laureano Gómez pasando por un Quintín Lame, Benkos Bohió, Carlos Pizarro, Maria Cano, Policarpo Salavarrieta, por nombrar unos pocos. No obliguemos a nuestros jóvenes a descubrir manifestaciones artísticas culturales lejanas cuando tenemos grupos de teatro como la Candelaria, el Matacandelas, el Águila Descalza. Maestros como Omar Rayo y Santiago García, cuya obra no terminamos de descubrir. Busquemos formas para que nuestros hijos antes de estudiar otros ritmos musicales, entiendan los nuestros; que hagan mezclas cuándo terminemos de descubrir nuevos aires del vallenato, o mezclemos el pasillo con un joropo y hagamos bambuco con una chirimía.

Señora Ministra, intentemos que las nuevas generaciones tenga acceso a su pasado y no que aprendan una historia que excluye, por su propia naturaleza, el Movimiento estudiantil colombiano, por ejemplo. Esa organización de personas que en un comienzo no distinguía procedencia universitaria en sus miembros (Universidad Nacional, Externado o Rosario). Ese mismo que por generaciones se opuso a la entrada del lucro en las universidades privadas y logro, por mucho tiempo, que la matricula en la mayoría de universidades no aumentara o las públicas no se privatizaran. Ese movimiento del cual nació el M-19, con jóvenes de diferentes estratos socioeconómicos que transitaban los pasillos de la Universidad Javeriana. O aquel último que en la Universidad de los Andes lucho por mantener una matricula correspondiente a la declaración de renta del estudiante y se opuso a la entrada definitiva del lucro, en este claustro de pensamiento liberal (no neoliberal, como parece ahora) hace ya casi diez años.

Señora Ministra, de que nos sirven ingenieros expertos en suelos estables cuando nuestras ciudades se construyen sobre el choque de placas. O expertos en modas estacionarias cuando nuestro mercado, propio del trópico, no tiene en cuenta la división secuencial del clima. Si en realidad quiere hacer verdad el viejo dicho que los niños son el futuro del país ampliemos el acceso a la educación superior y evitemos las trabas o limitaciones que ellos tienen cuando desean una real apropiación de su cultura. No privaticemos el motor de movilidad social legal que encuentra el estudiante cuando termina el colegio. O luego, no nos sonrojemos, y ahí si preocuparnos, cuando busquen el narcotráfico y otras formas ilegales como proyectos de vida, como formas cotidianas de hacer dinero.

Pero sobre todo señora Ministra, no convirtamos la política pública en instrumento de exilio para la nuevas generaciones. No los condenemos a huir del país, simplemente por un capricho, por una venta. No convierta al MEN en el nuevo victimario del conflicto colombiano. No los empujemos a las fronteras. Dejemos que tomen esa decisión por gusto; pero sobre todo, con un conocimiento de sus raíces, su historia, su cultura y su pasado, que tengan una información valiosa en su cabeza, sobre quienes son, quienes fueron sus padres o antepasados y cuales son sus raíces. No convirtamos a los estudiantes colombianos en la nueva población errante mundial, pues además del desplazamiento forzoso de los campesinos a las ciudades; debemos sumar, entonces, el alejamiento de las generaciones futuras a países cercanos.

Sra. Ministra si en realidad quiere observar los efectos de las políticas educativas en Colombia la invito a que salga del país: vaya a Venezuela, péguese la rodadita por España, pase por Ecuador, y termine en Buenos Aires. En todos estos países no solo esta una amplia case media haciendo su postgrado (De los Andes, hasta la Nacional pasando por la Tadeo, la Universidad de Antioquia, UIS, el Rosario, La San Toto, La Javeriana, Sabana, etc.) en fortalecidos sistemas públicos, por el alto costo que significa seguir capacitando en Colombia. También hay (y muchos) jóvenes de todas las regiones del país, recién salidos del colegio, iniciando carreras universitarias. Simplemente por que en su país no pueden.

Eso si, antes de volver, pase por Chile, para que su retina le permita guardar lo que dentro de unos años será Colombia, si nos empeñamos en seguir con las reformas. Allí  Padres, Madres e Hijos marchan juntos porque todos son igualmente deudores del sistema educativo. Algunos llevan pagando más de diez años y otros hasta ahora comienzan hacerlo. 

jueves, 29 de septiembre de 2011

Por Culpa Del Miedo, Una Calavera. Sino Fuera Por El Miedo…

La distancia tomada por Gustavo Petro en las últimas encuestas prendió las alarmas en sus rivales políticos, especialmente, en los intereses económicos que ellos representan. Sin pensarlo dos veces, levantaron el teléfono y marcaron el número de JJ Rendón. El asesor venezolano -imagen oficial del Jabón Pilatos, especial para quitar las manchas de sangre- comenzó la propaganda negra invocando dos demonios. Para confirmar el resultado en las urnas, Petro deberá recurrir al más común de los sentidos, aunque muchas veces este brille por su ausencia.

La llegada de J.J Rendón, fue evidente: el alto salario que cobra este asesor en comunicación, le permitió comprar unos espacios (y de paso las conciencias de quienes firman las notas) en publicaciones asépticas -si es que existe alguna en el mundo- o medios consultados por el elector indeciso, poco ideologizado o con escasa afinidad partidaria. En síntesis, lectores que poco o nada se interesan por la política, que solo ahora en época electoral, cuando todo el mundo habla del tema, lee una que otra columna de opinión e intenta informarse, para tomar una decisión un poco más racional (o que por lo menos le brinde satisfacción, seguridad y confianza) a la hora de emitir el voto.

Al poco tiempo de su arribo al país, comenzó aceitar los engranajes del sistema de medios. La batalla simbólica por instalar la agenda mediática -los temas sobre los cuales van a centrase las conversaciones cotidianas en Octubre - ha comenzado. En este último mes, la campaña Petro, el candidato con mayor nivel de favorhabilidad, tendrá que luchar contra los dos demonios invocados por J. J dentro de su estrategia: La guerrilla y Chavez.

En columna de opinión del Espectador
Aparece claramente el primer demonio: vincular a Gustavo Petro con la guerrilla, dejando en el aire un olor de ilegitimidad en su búsqueda por la alcaldía, recordando el proceso de paz y la amnistía otorgada. Como si el proceso de paz con el brazo armado de la derecha –o Autodefensas Unidas de Colombia- hubiera sido el mejor.
Sin embargo, J. J desconoce el principio boyaco socrático colombiano: Uno cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Una cosa es el movimiento M-19 (un movimiento urbano compuesto por ciudadanos de diferentes estratos sociales, que buscaban el reconocimiento de los pueblos olvidados en la carta constitucional colombiana, por allá en los años ochenta) al cual perteneció Gustavo Petro, en sus cuadros populares más básicos, intentando solucionar los problemas de su comunidad. Y otra cosa, es la actual guerrilla de la FARC vinculada al narcotráfico y con poca aceptación en la sociedad civil. Una cosa es su pasado y otro muy diferente su presente como senador de la republica, denunciado la corrupción del gobierno anterior y la de su mismo partido; hechos que le costaron perder no solo la base social del Polo -dos veces ganador de la alcaldía- sino la amenaza y el exilio de él y muchos de sus familiares.

Pero ¿Por qué realizar este ejercicio (operación mejor) de memoria, en el país donde la amnesia es un padecimiento colectivo y compartido? Aquí una respuesta: como los medios tradicionales hicieron creer en estos últimos años que todos los problemas de Colombia son causados por la guerrilla, relacionar el nombre de Petro con un adjetivo negativo hace que muchos de sus posibles votantes busquen otra marca, otro candidato mejor, a la hora de votar.

 Sin embargo, valga aquí una vez más la aplicación de este principio colombiano: Una cosa es Fidel Cano en la montañas de Colombia -con la complejidad que suscita hablar del largo conflicto armado colombiano- y otra cosa es Andrés Felipe Arias robando el ministerio de agricultura con AIS, uno de los verdaderos causantes de inequidad social en nuestro país. O fue acaso que el Jefe de la FARC le puso un arma en la frente del Ex Ministro de agricultura y lo obligo a robar, en nombre de la lucha revolucionaria, todos los recursos para el pequeño propietario de tierras. O tal vez, algún miembro del secretariado, escribió el guión que debía leer la ex reina (y muy mala actriz, perdón acá la opinión personal) Valeri Domínguez en la audiencia pública contra Arias. Guerrilla y corrupción política son dos cosas diferentes, y haciendo caso a las cifras, la segunda es más responsable de la desigual social, sin negar ninguna responsabilidad histórica a la primera.



El segundo demonio es extranjero, pero no por eso, menos efectivo.
Es un demonio más sutil, ya de por si el lugar donde aparece lo es, la revista Soho. Allí una pequeña crónica da cuenta de la relación de Petro con Hugo Chavez. El peor, el más malo de todos los seres humanos sobre la tierra, el presidente de la Republica de Venezuela: Un demonio, para los grandes medios, en todo el sentido de la palabra.

Sin embargo, la duda surge cuando el ciudadano de a pie (poco informado, pensando en como hacer rendir los 190 mil pesos para pagar arriendo, salud, Transmilenio y escuela) no sabe que opinión tener ahora sobre el presidente venezolano: Antes era el malo y estábamos ad portas de la guerra. Pero el cierre de relaciones comerciales con el vecino país, y el empobrecimiento no solo de la gente trabajadora sino de los productores que importaban algún tipo de bien a Venezuela obligo cambiar el discurso y determino la salida de Uribe.

Hace poco cumplimos un año de buenos amigos, reuniones, visitas y limpieza de imagen en general. Lo interesante de la estrategia no reside allí, no se habla de los millones de colombianos que viven en Venezuela (y otros países latinoamericanos) exiliados sociales que buscan algún tipo de derecho social incumplido, educación, salud, trabajo, etc. La táctica va por otro lado, enlodar lo conseguido por los presidentes con un claro corte de izquierda en Latinoamérica, amplificando la crisis en Bolivia.

Y es allí cuando es importante hacer un par de preguntas: De cuando acá nos interesa Bolivia y sus indígenas, o los pueblos originarios de Paraguay y Brasil. Llevamos por los menos 8 años lejos del continente, bombardeando su territorio, fumigando sus cultivos y acusándolos ante organismos internacionales de auxiliadores del terrorismo y justo ahora, en plena campaña, nos acordamos que somos hermanos y vecinos. Pero claro, como los sondeos de opinión muestran que el posible votante le interesa una integración con América Latina, los problemas ambientales y culturales pero no cree mucho en las personas que lideran esos procesos en otros países vecinos; adecuan la oferta a la demanda. Cambian el discurso, situándose en la posición política más cómoda, para el electorado común, para aquella persona que no vive de la política, pero que quiere la solución de todas esas problemáticas sin una posición política, o postura (los académicos le dicen ideológica) clara: el Centro.

La incredulidad del ciudadano en los líderes extranjeros se debe, en parte, a la construcción realizada del escenario regional por los medios de comunicación con mayor audiencia: inclusión de las intervenciones sin libreto; exclusión de los logros obtenidos; y jerarquización de los vínculos con las FARC, respecto de datos comerciales e indicadores económicos. El resultado: el consumidor de democracia quiere unas cosas pero no sabe lo que realmente se necesita para construir un proyecto político alternativo, y es precisamente, una serie de ideas generales compartidas. Ojo, esto no quiere decir que estos países sean la panacea mundial, simplemente desde que le pegaron (y bien fuerte con lo movimientos sociales) al paradigma neoliberal –dándose cuenta que no sangra, sino que trae hambre, miseria y desigualdad- buscan otras formas de hacer las cosas, lejos de las recetas ya fracasadas impuestas por organismos multilaterales.

La democracia -en países con escasa participación ciudadana en otros escenarios sociales, como es el caso de Colombia- se reduce a depositar el voto en las urnas cada cierto tiempo. Y actualmente, las elecciones son la venta de un candidato- producto mediante la publicidad política a un consumidor o votante; en ese proceso de compra, gana el producto que más dinero tiene para la campaña de instalación de la marca.

Aquí se enmarca la pregunta anterior y unas más: Hace un año, ¿importaban los países vecinos? ¿Interesaba en Colombia, realmente, una integración regional o la construcción de un ethos latinoamericano? Para responder a este y otros interrogantes, aplicamos nuevamente el saber popular: Una cosa es el robo a la salud, estupefacientes, la DIAN, la privatización de la educación y tantas otras cosas que tienen sumida a Colombia en una pobreza estructural. Y otra cosa son las políticas internas de Hugo Chavez en Venezuela. O es que ahora el presidente venezolano obligo a chuzar y estigmatizar la oposición. Convenció al Fosyga para invertir el dinero de las EPS en otros rubros y perderlo. O su maldad es tan grande, que hipnotizo a la ministra de educación para que escribiera la reforma a la ley 30, incluyendo el lucro dentro de las universidades públicas.

Pero claro, como Chavez fue el sustantivo negativo que durante ocho años explico cómodamente los problemas de Colombia, asociarlo ahora con Petro es una estrategia que permite transferir carga negativa a su nombre y restarle votos.

Petro, por su parte, tiene que hacer uso de la otra herramienta de la comunicación: La comunicación popular. Establecer en la agenda los temas realmente importantes en el ciudadano común (e indeciso) a través de otras estrategias y canales de información. Cuando la gran prensa calla, los muros hablan, dice un graffiti; lastimosamente la policía mata por la espalda a los jóvenes que construyen estos mensajes. Buscar -en espacios transgresores del modelo de transmisión de la información- a los posibles votantes e interesarlos por los problemas que afectan directamente su cotidianidad: trabajo, estudio de calidad, dinero para pagar Transmilenio, comida, salud, espacios culturales incluyentes, represión policial; y no solo por los dos demonios invocados por JJ, que estarán rondando los medios oficiales.

Es una tarea difícil, porque los Sondeos de Opinión pública (que poco muestran las fichas técnicas y de los cuales se desconocen sus dueños y por ende intereses económicos y políticos) junto a los medios tradicionales de comunicación, moverán para el lado contrario a los intereses que desea establecer el político -en este caso Gustavo Petro- el trípode que conforma el espacio de la comunicación política.

 Los sondeos de opinión dirán que Petro alcanzó el techo, y comenzó a bajar; que lo afecto (como obviamente es la idea que suceda) los dos demonios y la campaña sucia:

La persona que trabaja todo el día y poco tiempo le queda para leer, consultar otros medios (o conoce muy pocos) y busca ingenuamente en el medio tradicional -llámese caracol, rcn, el tiempo- una información imparcial, o veraz, que le permita formar una opinión política sobre las elecciones que se avecinan -y en las cuales debe participar a riesgo de ser tachado por sus amigos y familiares como un mal colombiano- comenzara a escuchar que Petro es guerrillero y Chavista. Culpables ambos, según ese mismo medio, de la pobreza y de todos los males en Colombia (pues escucho ese discurso durante ocho años). Y al mismo tiempo, que esta bajando en la encuestas. Si va a la iglesia allí encuentra que su guía moral y espiritual también señala que esas dos cualidades (justamnte esas dos y no otras) no son permitidas en el cielo y a riesgo de perderse el tan vendido paraíso -y no desperdiciar su voto- el día de las elecciones, escoge otro candidato.

Tal vez, uno más alejado a esas cualidades negativas de la mocha, de la de palo. Un aspirante que junto a su marca, y para mayor recordación, diga lo que esta buscando el elector: El centro. Un candidato que venda la lucha contra la corrupción como bandera y prometa la integración regional. Un candidato que por su imagen, obtenga la victoria en los debates televisados y los votos de las mujeres indecisas. Un candidato que se vea bien en las fotos de inauguración del metro (Conseguido por el Polo) y otras obras, para establecer así una plataforma presidencial. Un candidato que represente a la vieja clase política colombiana pues, todo el movimiento mediático y político hecho al Polo para quitarle el segundo cargo con más recursos a nivel nacional, no puede fracasar a último momento.

Y ese candidato no es otro que Fernando Galán. El nuevo delfín político patrocinado por otro delfín político, para que no queden dudas que Colombia es una extensa finca administrada por unas cuantas familias; y que históricamente la marca también se hereda. Lo bueno de todo esto es saber cual es la estrategia de JJ, quien lo trajo y la posibilidad de votar por otro candidato o no hacerlo, porque cada vez es más racional, dentro de este juego democrático, no apoyar más este circo.